La historia de los sentimientos humanos es tan antigua como nuestro lenguaje, quizás por eso llama la atención que una experiencia tan inconmensurable sea así de fugaz, y que tantas formas distintas de sentir se reúnan bajo el nombre del amor. Aunque lo más sorprendente de la propuesta de la profesora e investigadora Cristina Dorador es que el fundamento de la pasión amorosa son los microbios que compartimos con nuestra pareja, con familiares e, incluso, con mascotas. Así de increíble es la historia que despliega Amor microbiano, donde se nos habla del origen y el desarrollo de la vida en el mundo microscópico y cómo su persistencia y tenacidad permiten entender la forma en la que se orquesta un universo invisible que habita y anima nuestra realidad cotidiana. Amor microbiano es un viaje al núcleo de nuestros sentimientos, un corazón distinto al que tenemos en el pecho y que vive y viaja por nuestro cuerpo microscópicamente.