Este científico humanista se había interesado, desde el inicio de su carrera, en el conflicto psíquico entendido como enfrentamiento de las necesidades pulsionales del individuo con las exigencias a menudo desorbitadas de la sociedad, así como en el problema del destino de la cultura, contemplada como la proyección en la humanidad del problemático desarrollo psicológico individual. Esta obra nos presenta en esencia un único problema al que se le pueden dar diferentes nombres. Es el problema de la agresión y la culpabilidad, problema psicológico y sociológico, pero también político. Es el problema del mal, si nos queremos ir a lo metafísico. O incluso del pecado, si nos obstinamos en utilizar el tradicional lenguaje religioso.