El zorro Baltasar encontró un lugar donde vivir cerca de un gallinero. Parecía un plan perfecto para asegurarse el alimento, hasta que, observando a las gallinas, se dio cuenta de lo felices que vivían todas juntas, compartiendo su amistad. Entonces empezó a entender que, en realidad, lo que quería no era comérselas, sino poder ser feliz como ellas, y no sentirse solo. Una simpática gallina cocinera le hizo ver que, a veces, hay que atreverse a cambiar un poco las cosas para poder ser más felices. ¿Qué decidirá finalmente Baltasar? Esta historia nos enseña a estar abiertos a ver las cosas de otra manera, y a tratar a los demás sin prejuicios. De entre sus líneas fluyen valores como la empatía, que nos hace entender lo que sienten los demás, y la solidaridad, que nos permite ayudarlos cuando nos necesitan, además de la generosidad, la compasión, la bondad, la confianza, la gratitud, la tolerancia y la amistad.