El detective Gustavo Huerta ha vuelto a sus andanzas de pequeño delincuente, conductas que en Colonia de perros -la novela en la cual lo conocimos- pretendió abandonar. Convertido en microtraficante de marihuana y viviendo en una población de Copiapó, esta vez debe indagar en una desaparición de la que se siente responsable.Francisca, su novia, no está en casa cuando él regresa de un viaje a Ovalle para abastecerse de drogas, al cabo de un par de días decide asumir la investigación y, mientras