Dentro de la diversidad lingüística latinoamericana, el español chileno es único. Tanto por sus «chilenismos» como por el modo en que el hablante elige pronunciar ciertas palabras. Y esto es porque el acento es un aspecto clave del modo en que nos expresamos y, además, es uno de los indicios más evidentes de nuestro origen.
La pronunciación de la «c-ache» como un rasgo fonético propio del español chileno es la protagonista de este libro. Un estudio del habla santiaguina y en particular de cómo se pronuncia una palabra tan habitual como «chileno». ¿O «shileno»? ¿O «tchileno»?
En estas páginas, se reflexiona sobre la relevancia de este fenómeno sociofonético, abriendo una discusión sobre su relación con la forma de expresión chilena.
La mirada de una académica extranjera, como es la lingüista griega Christina Haska, a algo tan propio de la idiosincrasia nacional, es de profundo interés para entender las perspectivas del lenguaje en una sociedad. El uso de la «c-ache» se transforma en su libro en algo profundamente identitario de una sociedad segmentada, como es la chilena.