“Después de algunos pasos vacilantes encuentro mi ritmo, voy subiendo por la pendiente a trancos cortos y apurados. Mi respiración se acelera, la piel de mi cara se calienta. A mis pies, la tierra se desprende”.
Esta es la historia de la amistad de Simo con Jota. A Simo le gusta subir cerros, correr por los senderos, encontrarse en movimiento. Jota es pésima para eso, pero acompaña a Simo y juntas adoptan un perro. Simo es del sur, a veces su madre la llama por teléfono, no siempre quiere hablar con ella. Un día, Jota decide ir con Simo a subir el cerro El Carbón. Ninguna de las dos bajará siendo la misma.