En La piel del mundo encontramos a Gumucio moviéndose como pez en el agua en uno de los registros
que lo ha convertido en una voz inconfundible de la actual literatura latinoamericana: la no ficción
personal.
Reformulación radical de Páginas coloniales, de 2006, con varias páginas más y sobre todo varias
páginas menos La piel del mundo narra las peripecias del autor en ciudades como Barcelona, Madrid,
Puerto Príncipe y Nueva York. El cronista aparece acá bajo la forma de un hombre que recorre y observa
el mundo y a sus habitantes (y a sí mismo, claro está) desde un ángulo muy singular y los trae al papel
con una prosa llena de sagacidad y desparpajo, cuestionando desde el primer momento los lugares
comunes más asentados: “El turista se equivoca mucho menos que el viajero sobre la naturaleza de los
países que visita”.
Como epílogo va una crónica desde una desolada Nueva York, donde el autor está radicado desde
principios de 2020, poco antes del desate de la pandemia que puso al mundo de cabeza.