Tras el golpe militar de septiembre de 1973, todos los partidos políticos marxistas fueron proscritos y sus dirigentes enfrentaron la persecución y el peligro de muerte. Hasta entonces el partido socialista de chile había funcionado en libertad y dentro del sistema político: había senadores y diputados socialistas, alcaldes y regidores
socialistas, dirigentes campesinos y estudiantiles socialistas. Sus militantes, conocidos por la población. Se reu- nían en las sedes partidarias y actuaban con apertura total. Ahora, de un día para otro, y sin ninguna experiencia,
muchos debieron cambiar de indumentaria y domicilio, dejar a sus familias y comenzar a vivir y a hacer política en la clandestinidad. El objetivo era doble: salvar la vida, salvar al partido. Esta es la historia de numerosos militantes que vivieron la derrota y luego, con un riesgo personal enorme, rearmaron las estructuras partidarias en la clandestinidad. Temporalmente, La vida con otro nombre abarca desde el Congreso de la Serena de 1971 hasta el quiebre del partido en 1979. En medio, sucesivas caídas de directivas, el “Documento de marzo”,
El pleno de la habana, dirigentes muy jóvenes compartiendo el liderazgo con viejos socialistas, la rearti- culación en regiones, la situación en el exilio y las disputas entre la dirección interior y la exterior. Más de una
década de azares y pérdidas, de trabajo y reconstrucción, de chapas y seudónimos. De vivir con otros nombres.