Las cartas que escribe Charlie son íntimas y únicas, hilarantes y devastadoras. Puede que no sepamos en dónde vive, ni a quién le es cribe pero, poco a poco, iremos conociendo su mundo a través de ellas: la vida en la preparatoria, las primeras citas, los mixtapes, los dramas familiares y los nuevos amigos. Un mundo en el que solo es necesario dar con la canción perfecta mientras conduces para sentirte infinito.