Cuando Malala tenía 15 años, un talibán le disparó en la cabeza por ser niña e ir a la escuela. Los talibanes se habían hecho con el poder en el valle donde ella vivía poniendo bombas y obligando a la gente a cumplir con unas normas totalmente injustas. A pesar de la herida, Malala quiso luchar por sus derechos y por los de todos los niños del mundo, y por ello le otorgaron el Premio Nobel de la Paz con tan solo 17 años.