Las opiniones están divididas: algunos autores afirman que empezar en la Literatura es el paso más difícil, mientras otros los refutan diciendo que lo realmente complejo es el segundo libro. Pero, en el caso de Meridiano del poeta argentino Diego Saravia Tamayo, su debut lírico es auspicioso en cualquier circunstancia. Causa asombro que siempre se descubra la nostalgia en el fondo de sus versos. Creemos que el poeta echa de menos el mundo rural argentino, pero no el concreto y cotidiano, sino uno abstracto, radicado en la poesía rítmica y en las solitarias temáticas del país más plano del mundo. Cuando mira en todas direcciones no encuentra paredes ni horizontes, salvo una remota línea entre el cielo y la tierra. Cree entonces que su mismo cuerpo y su conciencia no tienen límites, temiendo desaparecer en el infinito. Por eso necesita condensarse en palabras, sonidos, ritmos, armonías y tradiciones. Su poesía es la búsqueda de un nuevo comienzo en la vida, justo al llegar a la mitad de ella. Diego Saravia Tamayo tiene todas las puertas abiertas en la poesía, para crecer sin miedo a desvanecerse en el aire. Su escritura puede llegar a ser la más concreta y meditabunda de su generación.