En Mi arena ignorante prevalece una «afinación oceánica», una respiración rodeada de hilos blancos y semillas que consolidan una alianza amorosa: «Si hay un trémulo / día de mañana / lo protegemos / con sus detalles». La renovación de lo lírico y los «apuntes del ocaso» conviven en estos poemas con médanos, salares, piedras y algas; un territorio nortino hecho de inconsciente, sensorialidad y biografía, que amplía la obra de Juan Santander Leal a nuevos tonos y formas: «Indefenso y despierto estoy aquí / con lo que trae la tinta turquesa, / no me sorprende un tallo que asoma / sí la mano que me peina y no es mía».