Francisco García Mendoza aborda la pureza y la intensidad del primer amor. Del primer amor en una nueva condición que se descubre con esa persona que nos conmueve y nos hace deletrear esa palabra. El ímpetu, la ilusión, la entrega, el deslumbramiento, esa otra forma de sentir el cuerpo. Aunque los boleros canten ?morir de amor?, ?sin tu amor no viviré? o ?voy a perder la cabeza por tu amor?, no es verdad. Una relación se apaga, el amor muere pero la vida sigue y se escribe. Se escribe cómo se recorren las calles después de esa experiencia, cómo se hace teatro con otras máscaras, cómo la ruptura es un duelo físico y emocional. El joven autor nombra esas experiencias íntimas con un lenguaje lírico, pausado, honesto. Hay huellas que no calzan, imágenes que se abren, la valentía de asumirse. El yo y sus fragmentos del discurso amoroso, de las esquirlas que todo joven homosexual lleva en sus bolsillos. Lorca, Lemebel, Puig, Sarduy, Sutherland, lo vienen escribiendo hace años. Esta breve novela es un retrato reposado de la tristeza del fin del amor, del fin de una familia con una modulación suave, melancólica y exacta.