Mi papá es un fanático de la Católica. Y cuando digo fanático es… ¡que le salen resortes por los ojos cuando ve los partidos!
Durante una semana entera se dedicó a contarme la historia del club, y debo reconocer que me tuvo más embobado de lo que me pongo cuando juego Play.
Me habló de un arquero emblemático al que le decían Sapo, vimos juntos en YouTube los mejores goles y me presentó a los entrenadores más importantes.
Igual recordó los momentos malos. Pero lo más importante es que logré entender por qué ama tanto a su equipo. Y también por qué lo amo yo.