El modo en que opera el pensamiento cotidiano — esa
herramienta que utilizamos tanto para decidir lo que hemos
de hacer el próximo fin de semana como para sostener
nuestro punto de vista en una discusión política, tanto para
hallar una excusa por haber llegado tarde como para resol-
ver el tipo de educación que conviene a nuestros hijos— no
ha recibido hasta ahora atención suficiente por parte de los
estudiosos, absorbidos tal vez por la atracción que sobre
ellos ejercen los procesos mentales superiores del científico
y del investigador. Tampoco la escuela consagra a este tema
la dedicación que merece. Y sin embargo, afirma el autor, no
puede decirse que pensar correctamente sea función de la
inteligencia innata o de la instrucción. Personas muy inteli-
gentes o que han recibido una educación de alta calidad
suelen ser limitadas como pensadoras, por lo cual acaba
resintiéndose su actividad profesional. Considerar el pensa-
miento como habilidad más que como un don natural es el
primero de los pasos que permitirán hacer algo para mejo-
rarlo. De ahí que este libro constituya, precisamente, una
eficaz ayuda para pensar con mayor eficiencia y aplicar los
resultados al mundo que nos rodea, a las relaciones labora-
les y a las decisiones que debemos tomar.