Cuando las organizaciones sociales de pobladores vieron la necesidad de tener una «carta de navegación histórica» para participar en las asambleas populares de base que les permitiera orientar la discusión en torno a una nueva Constitución, acudieron al historiador Gabriel Salazar, quien les contestó con el documento que llamó «Dispositivo Histórico para Asambleas Populares de Base». El texto releva el capital social acumulado, define metas sin dejar de admitir los límites, y sugiere que se necesitan cambios culturales importantes para producir las transformaciones que permitan abrir un proceso constituyente desde la base. Señala así que este es un proceso de largo aliento y de riguroso trabajo de base, siendo una etapa fundante el desarrollo del poder local, y desde allí, paso a paso, «lento, pero ?rme, seguro y bien hecho», cuando los ciudadanos hayan ejercitado su poder soberano, se puede pensar en el nivel regional y nacional. Sin duda el texto entrega muchos insumos para la re?exión y la discusión, así como para la reconstrucción de una comunidad deliberante, interesada en recuperar su poder soberano en cuanto ciudadanía, e involucrada activamente en el devenir de su comunidad.