Cayo Petronio vivió, durante la época de Nerón, uno de los capítulos más interesantes de la larga historia de Roma. Gran observador, hombre de probada agudeza, nos legó con El Satiricón una imagen colorista de las costumbres disolutas que imperaban en la capital del mundo latino, sin dejar en la sombra la larga estela de sus depravaciones, con las que dio comienzo la decadencia del gran Imperio. El Satiricón, aparte de su valor histórico, es la acabada muestra del ingenio de su autor. Petronio, llamado "árbitro de elegancia", sitúa al lector ante episodios apasionantes, que con frecuencia han sido trasladados a creaciones artísticas de tanta calidad como la versión cinematográfica de Fellini.