Aunque los sistemas de pensiones están diseñados para garantizar a los ciudadanos bienestar en el último tercio de sus vidas, el que se implementó en Chile en forma autoritaria lo único que asegura es un monto de supervivencia bajísimo que representa el 25% de los últimos ingresos de la persona como trabajadora activa, condenando irremisiblemente a la población a una vejez pobre.
El primer paso para contrarrestar esta catástrofe social en curso es formar conciencia, con información clara y objetiva, acerca de la necesidad de organizar un régimen de pensiones que proporcione el ingreso necesario para sostener hasta el final una existencia digna.
Aquí se Fabrican Pobres expone cómo funciona el sistema privado de pensiones chileno, con estadísticas oficiales que dan cuenta de su ineficiencia como modelo previsional. Se identifican los factores que explican el fracaso del mismo y se propone un conjunto de soluciones al respecto, a partir de condiciones básicas donde el Estado debe asumir un rol protagónico.
Vivimos un momento histórico. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de evitar que continúe desarrollándose la mayor tragedia socioeconómica de la historia de Chile: el empobrecimiento sostenido y creciente de la mayoría de la población, cada vez más vulnerable.