Una novela trepidante que bucea en los orígenes masones de los libertadores latinoamericanos, y en el poder que la logia detenta en el mundo hasta nuestros días. Federico Santa María, bisnieto del legendario multimillonario del mismo nombre, vuelve a Chile al cumplirse cien años de la suscripción de su testamento, y descubre una última voluntad hereditaria de su bisabuelo que aún no había sido revelada: entregar un antiguo libro de rituales medievales llamado El Lemegeton Clavícula Salomonis, también conocido como La Llave Menor de Salomón, a quienes son sus legítimos detentadores, la Masonería, quienes deberán custodiarlo hasta que la raza humana esté preparada para conocer sus poderes infinitos. En paralelo, una bomba explota en Buenos Aires en la cripta del Libertador José de San Martín, antiguo miembro de la logia masónica. El mismo hecho ocurre en otros tres lugares de América Latina donde explosivos son puestos en monumentos de grandes próceres de la independencia hispanoamericana: el monumento a Simón Bolívar, en Caracas, Venezuela; el Altar de la Patria donde están los restos de Bernardo O’Higgins, en Santiago de Chile, y la columna de la Independencia, en Ciudad de México, conocida como el Ángel de la Independencia, donde se encuentran, entre otros, los restos de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Mariano Matamoros y Francisco Javier Mina. Todos, masones. Sin embargo, nadie le da mucha importancia a estos hechos, salvo quienes consideran que se trata de una afrenta a las tradiciones y símbolos patrios, y quienes intuyen que la cadena de incidentes tienen un vínculo con la masonería.