Cuando nos disponemos a leer Faustina, nos damos cuenta de que el monólogo de quien narra ya ha comenzado, y no sabemos si ha despertado de un sueño o recién se adentra en él. Faustina está atrapada en un cúmulo de emociones frente al reencuentro con su padre, un padre que es como una aparición o una idea, anhelado como soporte y refugio afectivo, temido y respetado en cuanto mito y herencia de un matriarcado sacrificial. El padre ha vuelto para la Navidad, pero partiránuevamente para desaparec