Son las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Duermen en cuartos pequeños, caminan por el barro en pleno invierno, comen cosas distintas a las que cocinan y sirven. Soportan las humillaciones de sus patronas, de los hijos de sus patronas y, en ocasiones, de las manos demasiado largas de su patrón.