Cuando Ed Wood recibió la extravagante condecoración de “Peor director de cine de todos los tiempos” poco después de su muerte, la imagen que el público tenía de su obra empezó a cambiar. Cada vez con mayor frecuencia, los cines artísticos comenzaron a proyectar las pocas copias de sus films que se podían encontrar, y la cantidad de devotos de su obra aumentó de forma considerable. Con la película que Tim Burton y Johnny Depp le dedicaron en 1994, Ed Wood se transformó definitivamente en un director de culto y en una figura eminente del cine norteamericano de clase B. Pero mientras estuvo con vida, el acceso al nirvana de la fama estuvo poblado de decepciones que lo arrojaron a lo más bajo del sueño hollywoodense. Si bien son célebres sus fracasos de taquilla y los sucesivos rechazos de críticos y productores, lo que no todos saben es que Wood inició una carrera de escritor para pagar el alquiler y comprar el alcohol necesario para olvidar por un rato sus problemas. Concebidos con desparpajo pulp y en estado de dudosa sobriedad, la mayoría de estos relatos fueron publicados originalmente entre las fotos de mujeres semidesnudas y en variadas situaciones sexuales softcore que poblaban las revistas eróticas de los Estados Unidos a principios de los setenta. Estas divertidas historias de vaqueras lesbianas, de travestis que presiden tribus indígenas enclavadas en lo más profundo de la selva, de matrimonios que acuden a rituales de nigromancia para superar disfunciones sexuales y de pilotos de guerra obsesionados con el whisky luego de descargar proyectiles sobre sus objetivos, despliegan el amplio catálogo de manías sexuales y excentricidades que transformaron a Ed Wood en un ícono de la cultura bizarra. Con estos textos, reunidos por primera vez en un volumen a más de cuarenta años de su publicación, los feligreses que fundaron la Iglesia de Ed Wood en 1996 podrán renovar los argumentos con los que el credo del woodismo promueve la salvación de la espiritualidad de la cultura pop.