Joseph Roth agotó su breve vida en una escritura febril. Alimentó ficciones con los fantasmas de la infancia, ese mismo mundo judío del Este de Europa que se intuía condenado a la extinción. Para apuntalar su errancia se inventó una lealtad con las ruinas aún palpitantes de un imperio multinacional y buscó mantener un ideal ya caduco en un tiempo catastrófico y sombrío, con esa materia trazó una obra cuya riqueza no deja de sorprender.
Son alrededor de 108 páginas las que componen esta pieza que, una vez más, permite recordar aquella frase que dijo Ricardo Piglia cuando aún estaba vivo: “Cozarinsky transmite la sensación de urgencia y de nostalgia que acompaña los mensajes que parecen llegar del pasado o de un lugar que no existe”.
Edgardo Cozarinsky (Buenos Aires, 1939) ha elegido instalarse en su ciudad natal después de vivir treinta años en París, aunque en sus propias palabras es nómade impenitente y no pasa más de tres meses sin viajar. Cineasta además de escritor, su obra cinematográfica ha explorado la mezcla de ficción y documental. Considera que su obra literaria empieza con “Vudú urbano”, libro inclasificable que en distintas reediciones prologaron autores como Susan Sontag, Guillermo Cabrera Infante y Ricardo Piglia. Es autor de ensayos (”El pase del testigo”, “Blues”, “Nuevo Museo del Chisme”, “Disparos en la oscuridad”), relatos (”La novia de Odessa”, “Tres fronteras”) y novelas (”El rufián moldavo”, “Maniobras nocturnas”). Tusquets ha publicado sus novelas más recientes: “Lejos de dónde” (premio de la Academia Argentina de Letras 2008-2010), “La tercera mañana”, “Dinero para fantasmas”, “En ausencia de guerra” y “Dark”.
Universidad Diego Portales
Joseph Roth