«Regístrese y archívese; aunque se prefiera no hacerlo: Es la noche del sábado 10 de diciembre de 1831 y Allan Melvill cruza a pie el congelado río Hudson.» A partir de las figuras opuestas pero complementarias de Herman Melville y de su padre; Allan Melvill -surcando días de infancia junto al lecho de un alucinado y noches de escritor crepuscular que ya no empuña pluma ni arpón-; Melvill sale a la caza del enigma de la siempre huérfana vocación literaria; del legado del estigma familiar; de los navegantes de la ficción y de los náufragos de la realidad. La crítica ha dicho... «Debe de ser muy triste no amar los libros de Rodrigo Fresán.» Cristophe Claro; Le Monde «Prosa que arde como si Nabókov siguiera; imperturbable; moviendo alfiles en los atardeceres de Montreux; es decir; como si se pudiera seguir escribiendo como en los buenos tiempos.» Enrique Vila-Matas; El País «Si Borges y Pynchon se caen de un bote; será Fresán quien emergerá de esas aguas.» Gilles Heuré; Télérama «Ese narrador desmesurado; tóxico y genial.» Silvina Friera; Página/12 «Aquellos que presuman de posliterarios porque leen con fruición a David Foster Wallace es que no conocen al hombre que; en las montañas de Collserola; rodeado de jabalíes; escribe libros que; un día; tal vez encapsularemos para que otras civilizaciones comprendan lo que llegó a suceder en la literatura del siglo XXI.» Xavi Ayén; La Vanguardia «Novelas salvajemente originales.» Anderson Tepper; Vanity Fair USA «Ecos de las mejores novelas de Thomas Pyn chon y de William Gaddis.» Thierry Clermont; Le Figaro «Rodrigo Fresán es un escritor maravilloso.» John Banville