Ella debió llamarse Malvarrosa, pero un error de inscripción varió el rumbo de su destino. La niña, que ama los pájaros, tiene mirada de espejismo y un extraño don para maquillas a los muertos, afronta con entereza adulta un mundo que desaparece en el aire, como la ilusión de agua en el desierto. Con la matanza de obreros de San Gregorio como telón de fondo, Malarrosa observa con ojos desprejuiciados y acogedores las debilidades de su padre jugador de póquer, la fidelidad canina del pugilista Oliverio Trébol y la agonía de Yungay, el mítico pueblo donde vive. Esta novela de Hernán Rivera Letelier narra con humor y compasión otro ángulo de la épica de los hombres y mujeres del salitre, en la dureza de un mundo que, por estos mismos días, está terminando de esfumarse para siempre.