Son las vetas ingentes del cuento argentino, practicado en general por autores iniciantes, las que mantienen la frescura y la habilitación permanente del género para tratar de una manera breve las más diversas cuestiones y en los más diversos estilos. La tradición de los grandes cuentistas argentinos Echeverría, Quiroga, Martínez Estrada, Borges, Macedonio, Piglia se mantiene viva, y así como ella es invocada por la Biblioteca Nacional, a fin del necesario reconocimiento, también la Biblioteca Nacional es reconocida por estos escritores al confiarle a ella sus trabajos aguardando que se despliegue el otro trabajo que deja sus huellas sin duda circunspectas: la dificultosa tarea de la opinión, el juicio, el laudo. De esta conjunción surge este libro tan grato para publicar y para leer.